A través de un taller de empleo, las once hectáreas están siendo acondicionadas.
Frula está inmersa en la recuperación de una zona de pinar situada junto a la población, que se convertirá en un nuevo espacio de carácter deportivo y de ocio. A través de una amplia red de senderos, podrá recorrerse a pie o en bicicleta y además, permitirá disfrutar de tranquilas jornadas al aire libre, gracias a la futura instalación de merenderos y juegos infantiles. También se incluyen elementos de calistenia y una tirolina.
El proyecto se desarrolla a través de un taller de empleo, impulsado por el Ayuntamiento de Almuniente-Frula y financiado por el Inaem. En total, la zona de pinar ocupa once hectáreas y está situada en un lateral del casco urbano. El presupuesto ronda los 308.000 euros.
La iniciativa, que tiene una duración de un año, dejará huella en la localidad y, al mismo tiempo, favorecerá la inserción laboral de sus doce alumnos trabajadores, a los que se suma un docente y una directora. La gran mayoría son personas de la zona y por lo tanto, con apego hacia el municipio. Todos ellos se muestran «orgullosos» de poder contribuir a la mejora de su entorno.
El taller de empleo, que comenzó el pasado mes de octubre, ya ha superado su ecuador. A lo largo de este tiempo, los alumnos-trabajadores han realizado trabajos de limpieza, poda y ajardinamiento. También están acondicionando una amplia red de senderos. A ella, se unirá la zona de pinic así como un espacio de juegos infantiles. También está previsto instalar elementos de calistenia.
«Se trata de recuperar una zona en desuso y ponerla en valor, con el fin de convertirla en nuevo espacio de reunión, disfrute y ocio. De hecho, permitirá realizar actividades deportivas, eventos de carácter popular o simplemente, disfrutar de momentos de tranquilidad y convivencia en relación con la naturaleza», explica el alcalde del municipio, Joaquín Monesma. «El trabajo de estos meses ya empieza a dar sus frutos y ahora mismo, ya es posible comprobar las extraordinarias posibilidades del lugar», añade el primer edil.
Los alumnos-trabajadores están muy implicados. Dentro de ellos, figura Juan Carlos Cacho, vecino de Frula, que asegura estar viviendo «una positiva experiencia, ya que, además de trabajar en la mejora de mi propia localidad, contribuyes a la regeneración del entorno natural y aprendes». «Los conocimientos adquiridos y en particular, el trabajo práctico te pueden abrir nuevas puertas», añade el joven. «Para los que somos de aquí, es un orgullo sumar a la recuperación de esta zona y ver cómo la gente disfruta», subraya.
Aunque natural de Nicaragua, Ángela Gaitán lleva unos años viviendo en Frula. Para ella, «es una satisfacción poder contribuir con su trabajo diario a la mejora de una localidad en la que me siento muy bien». Además, según detalla, disfruta trabajando al aire libre y en contacto con la naturaleza. A lo largo de los últimos años, ha trabajado en el sector de la apicultura. «Hemos adquirido nuevas habilidades, desde la poda a la plantación o el cuidado de determinadas especies. El aprendizaje es enorme, con muchas posibilidades de aplicarlo en el futuro y mejorar nuestras expectativas laborales», señala.
Los alumnos compaginan la formación teórica con la práctica y finalmente, obtendrán dos certificados profesionales, uno de auxiliar de forestal y otro de auxiliar de jardinería. Todos ellos se encontraban desempleados y por lo tanto, el taller de empleo les ha dado la posibilidad de «obtener una ocupación y, al mismo tiempo, la formación necesaria para mejorar sus opciones de volver al mercado laboral», explica el monitor-docente, Pedro Trigo.
Ahora mismo, están trabajando el módulo de plantación y siembra, optando por la colocación de plantas adaptables al medio, desde hierbaluisa a mirto, lavanda, romero, tomillo o santolina. En relación a los árboles, los seleccionados han sido ginkgo biloba, nogales o tilos. De forma previa, han realizado una completa labor de aclareo de los pinos, dejando solo aquellos que más posibilidades tienen de prosperar y eliminando el resto. También han abierto los nuevos senderos y por supuesto, realizado trabajos de limpieza, poda y desbroce.
«Se trata de un trabajo muy arduo, pero importante y significativo. Nuestra misión es poner en valor este maravilloso entorno, con el fin de que vecinos y visitantes puedan llegar a disfrutarlo», indica. Y lo están consiguiendo. De hecho, ya son varios los que se acercan a la zona y además, este próximo domingo, 29 de mayo, serán muchos los que recorran sus senderos a través de la I Andada contra el Cáncer de Frula. Y es que el trayecto corto discurrirá por la nueva zona de pinar.
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