Frula, orgullo de un pueblo de colonización

Frula es uno de los diez pueblos de colonización creados en la comarca de Los Monegros. A través del Instituto Nacional de la Colonización (INC), que estuvo activo entre 1939 y 1971, el régimen franquista movió a más de 50.000 familias en todo el país; construyó 11.000 kilómetros de acequias y canales; niveló más de 113.000 hectáreas de terreno y levantó casi 300 pueblos. Del total, 30 fueron creados en Aragón.

La política de colonización fue entendida como un símbolo de reconstrucción del país, de nuevas oportunidades de futuro, y del tan esperado regadío. Ahora bien, los colonos tuvieron que lidiar con la dureza de una tierra recién nivelada, la falta de recursos y la escasez inicial de servicios. Para hacer frente a las dificultades, contaron con la fuerza de la unión y la solidaridad. 

Dentro de Los Monegros, Frula fue el primer pueblo de colonización en poblarse. Su fundación tuvo lugar en 1958. La localidad fue diseñada por el arquitecto madrileño Francisco Hernán y a diferencia de otros pueblos cercanos, está dominada por el ladrillo, uno de sus signos de identidad, junto a la iglesia o la plaza porticada. 

Aunque sin ser ajena al fenómeno de la despoblación, se trata de una localidad viva, con una gran actividad y servicios de calidad. A lo largo del año, organizan diferentes eventos como un duatlón cross, campamentos de verano o quedadas de BTT, gracias a sus amplios equipamientos deportivos y de ocio. También cuenta con un albergue y un bar-restaurante. 

El relato de Félix Cotela Santos

Félix Cotela Santos, hijo de colonos, es muy recordado en la localidad de Frula, por su contribución a la vida cultural y social. A modo de homenaje, el consistorio decidió darle su nombre al salón social. En su día, fue uno de los fundadores del grupo local de rock ‘Los Inkas’ y además, estuvo entre los promotores de la formación de teatro o la escuela de jota 'Tierra Brava'. 

También colaboró en las celebraciones del 25 y el 50 aniversario de Frula, dejando además escrito un relato sobre los orígenes y evolución de este pueblo de colonización.

Dentro de los hitos narrados, Félix Cotela Santos señala que el sorteo de los lotes y viviendas de la localidad tuvo lugar el 30 de julio de 1958. El acto se celebró en la cercana población de Grañén, donde se fueron concentrando los nuevos pobladores que procedían de Tauste, Tarazona, Grisén, Gallur, Lumpiaque, Villamayor, Plasencia, Purujosa de Castejón,  Yuba, Cihuela, Setiles, Trasmoz, Cubel o Gerbe. También de localidades monegrinas como Grañén, Almuniente, Robres y Sangarrén. 

También señala que el primer nacimiento en la localidad tuvo lugar en 1958 y además, cita los nombres de los adjudicatarios de servicios esenciales como la tienda (Antonio Piracés) y el bar (Mari Pago). Asimismo, explica que los maestros eran Don Antonio y Doña Visi, para los niños y las niñas, respectivamente, y que el párroco local asignado era Don Valentín Calle. En 1961, se puso en marcha el molino gracias a la familia Martínez y además, llegó el primer teléfono público, que regentó la familia Binués.  

Félix Cotela narra además otro hito importante: la visita de los entonces príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofía, que tuvo lugar en 1962. El matrimonio visitó varias viviendas y además, se interesó por el día a día de sus vecinos. 

En 1962, se creó la Cooperativa San José de Pignatelli y en 1966, el Casino, con el fin de contar con un lugar más amplio dedicado a la cultura y al ocio. Para cumplir con sus inquietudes, los más jóvenes fundaron además el Club, que nació en 1970 y que denominaron Tierra Brava. A su albor, nació el grupo de teatro o el equipo de fútbol. 

Las Peñas, que siguen vivas en la localidad, tuvieron su origen en 1976. Algunas de las primeras fueron El Gato, La Mistela y San José.